Tuesday, October 12, 2004

 

Educación, Competencia de calidad, NOTA (DINERO, Octubre 12 de 2004)

Educación
Competencia de calidad


La oportunidad en educación superior está en ofrecer programas de calidad a precios competitivos, tanto en Colombia como en Estados Unidos.

La educación figura entre aquellos sectores a los que les llegó la globalización, incluso antes de que Colombia hubiera pensado en firmar acuerdos de libre comercio con otros países. Por la vía de la conectividad y la eficacia en las comunicaciones, al país ha llegado una variada oferta de programas del exterior, unos buenos, otros malos, que compiten en precio y calidad con los programas locales. En el momento, hay 2.224 programas de este tipo, según lo ha podido establecer la Asociación Colombiana de Universidades, ASCUN, lo cual aparentemente no es mucho frente a la gran oferta de programas nacionales; pero en la medida en que sigan creciendo y se popularicen podrían convertirse en una gran amenaza para los prestadores del servicio de la educación presencial en Colombia.
Los educadores virtuales no son la única competencia que tendrán que enfrentar las universidades colombianas. Pronto llegarán al país, como de hecho ya ha sucedido en Chile, México y Perú, las multinacionales de la educación que entran comprando universidades ya establecidas con el único fin de conquistar un segmento del mercado tal como lo han hecho las grandes cadenas del comercio o las empresas de alimentos y otros bienes. Esto pasará tarde o temprano, con o sin Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC), pues no hay ninguna restricción para que el capital extranjero entre a participar en el sector de la educación. Si adicionalmente se firma el TLC, la competencia será aún más feroz, pues con él se favorece y reglamenta la prestación de servicios transfronterizos, así como la libre movilización de personas.
En este sentido, cobra total validez la afirmación de Robert Grosse, decano de Garvin School of International Management, Thunderbird University, en una videoconferencia en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. De acuerdo con Grosse, "la globalización hace necesario que las universidades empiecen a pensar en el producto que ofrecen a sus estudiantes. Hay que competir como universidad y esto va a depender de la capacidad que tengamos de ofrecer buenos productos. Como educadores, vemos que estamos sometidos a una gran competencia. Por internet hay programas buenos y malos, pero cuando son buenos, como el curso que dicta el profesor de la Facultad de Negocios de la Universidad de Harvard, Michael Porter, hay que estar preparado para enfrentar este tipo de competencia".

Las nuevas tendencias
Uno de los principales impactos de la globalización ha sido la homogenización, la cual ha llevado hasta cierto punto a la pérdida de la identidad nacional y al comportamiento homogéneo de la población mundial, así como a hábitos de consumo muy similares entre países. En estos términos, para estar en línea con esta nueva tendencia mundial, la educación tiene que volverse eficiente a escala global, de modo tal que les permita a los estudiantes, que finalmente son su producto, convertirse en individuos globales capaces de operar y sentirse cómodos en cualquier lugar del mundo. Esto es indispensable y lo más probable es que las universidades que no empiecen a sintonizarse con esta tendencia, se queden sin estudiantes.
Para enfrentar este reto, las universidades alrededor del mundo, como el Instituto de Empresa de Madrid o la Universidad de Harvard en Boston, están enfocándose en el currículum para ofrecer a sus estudiantes programas realmente globales. Ambas universidades están ofreciendo cursos de relaciones internacionales a todos sus estudiantes, independientemente de cuál sea su área de interés, algo que antes estaba reservado para los programas de economía o política. De igual forma, estas universidades y otras tantas en el mundo están exigiendo a sus estudiantes el dominio de una segunda lengua.
Las alianzas con universidades extranjeras es otra tendencia que está cobrando gran vigencia. Se hacen para ofrecerles a los estudiantes la oportunidad de estar expuestos a programas del exterior y, a los que puedan, facilitarles estudiar en otro país en medio de una cultura diferente.
La importación de profesores extranjeros es una práctica igualmente vigente. Aunque la preferencia es la importación física de docentes, pues tiene gran impacto sobre los estudiantes, la tecnología actual facilita la presencia virtual del profesor extranjero, lo cual -aunque no sea lo mismo- permite que el estudiante local entre en contacto con profesores del exterior y sin duda amplíe su visión del mundo.
La investigación también se ha internacionalizado. La calidad de la investigación se mide por el número de publicaciones y patentes logradas cada año. Las instituciones de educación se están actualizando en este campo al hacer investigaciones conjuntas con universidades de otros países. De hecho, hay un número de equipos de investigación globales, de naturaleza internacional.
La acreditación internacional también se está imponiendo para competir, tanto local como internacionalmente. Hay que acreditar los programas con entidades del exterior reconocidas para que se puedan cruzar las fronteras trasnacionales. Las universidades son más atractivas cuando están acreditadas internacionalmente y, por tanto, la acreditación se necesita para sobrevivir como universidad competitiva.
En cuanto a la demanda por servicios de educación, los estudiantes están cada vez más conscientes de los requisitos para competir en el mundo globalizado de hoy y exigen de la universidad el conocimiento y el nivel necesario para que realmente puedan, como profesionales, cruzar las fronteras nacionales. Deben poder ser competitivos en un contexto internacional o en un mercado internacional.
En este mundo más integrado, el mercado laboral también ha cambiado. Antes, cuando una persona entraba a trabajar se quedaba en la misma compañía toda la vida. Ya no es así. Los estudiantes cuando se gradúan trabajan cinco años en una compañía y luego dos en otra, entonces necesitan una cantidad de habilidades que puedan utilizar en otro sitio bien sea en su país o en el exterior. Todas estas habilidades tienen que ser globalmente competitivas.
En conclusión, las tendencias y la necesidad de exponer a los estudiantes al mundo exigen que las entidades educadoras se respondan estas preguntas: ¿qué pasa con los estudiantes cuando salen de la universidad?, ¿qué pasa con su desempeño laboral?, ¿con qué tipo de firma van a trabajar?, ¿va a ser con una empresa colombiana que hace negocios con el exterior o con gente que se ha graduado en otros lugares?

La realidad colombiana
En Colombia, la educación superior está regulada por la Ley 30 de 1992, que la organiza como servicio público. La ley se enmarca en una serie de principios constitucionales que parten de la concepción de Colombia como un Estado social de derecho que reivindica la educación como un derecho fundamental de las personas y le da el carácter de servicio público cultural que cumple una función social. La Constitución consagra la autonomía universitaria, pero también la inspección y vigilancia por parte del Estado para que se preste un servicio de calidad.
Según la ley, las instituciones de educación superior deben organizarse como personas jurídicas de utilidad común, sin ánimo de lucro, como corporaciones, fundaciones o instituciones de economía solidaria. La obligatoriedad de que sean entidades sin ánimo de lucro ha permitido hasta cierto punto que el sector de la educación superior se mantenga bastante cerrado y que la competencia se concentre en los programas virtuales desde el exterior.
De hecho, en la negociación del TLC, Estados Unidos le ha solicitado al gobierno colombiano que elimine este requisito para que al país lleguen libremente las multinacionales de la educación. No obstante, de acuerdo con Cecilia María Vélez, ministra de Educación, este requisito no es óbice para que entren estas empresas de la educación al país. "En Chile, el TLC se firmó manteniendo esta condición y, sin embargo, las universidades sin ánimo de lucro están siendo compradas por empresas multinacionales", afirma la ministra Vélez. De otra parte, la inversión de capital extranjero está permitida en Colombia para los residentes y no residentes y tiene el mismo tratamiento que la nacional. Los extranjeros pueden invertir sin autorización previa en empresas que funcionen en Colombia, incluidas las que no tienen ánimo de lucro y en instituciones de economía solidaria.
Carlos Angulo, rector de la Universidad de los Andes, comparte esta visión de la ministra. Para él, la restricción de que las universidades deban ser entidades sin ánimo de lucro no ha sido un obstáculo para que muchas de ellas encuentren la fórmula para repartir las utilidades. Pero Angulo y ASCUN sí tienen grandes preocupaciones en cuanto a los controles de calidad que haga el Estado a estas instituciones y a los programas que se ofrecen por internet, pues a su juicio, los controles que se han impuesto en Colombia desde 2001 para determinar la calidad de los programas presenciales no han sido exitosos. Los virtuales, por su parte, no están reglamentados y el único control que se ejerce es posterior y está relacionado con las grandes trabas que pone el gobierno para reconocer los títulos al momento de validarlos.
El gobierno, para estar en línea con el mandato constitucional de velar por la calidad de la educación, expidió en 2001 y 2002 varios decretos que establecieron los estándares mínimos de calidad mediante el registro certificado, y la acreditación para los programas con altos estándares de calidad. La acreditación es voluntaria y temporal.

El mercado de la educación
En Colombia funcionan hoy 314 instituciones de educación superior, que según el tipo de institución se clasifican en 111 universidades (36%), 95 instituciones universitarias (30%), 58 instituciones y escuelas tecnológicas (18%), y 50 instituciones técnicas profesionales (16%).
Simultáneamente, hay una oferta de programas a distancia y de programas de educación superior virtuales provenientes del exterior. Al examinar los diferentes medios en los cuales se anuncian estos programas, ASCUN ha identificado la oferta de 2.224 programas de este tipo, 63 de nivel técnico, 849 de formación profesional y 996 de posgrado. Se incluyen también 316 programas que otorgan certificación, que es posteriormente reconocida por la misma u otra universidad, en especial para estudios de posgrado.
Del total de la oferta, 650 programas son de administración, 229 de ingeniería de sistemas y 265 de ciencias de la salud. De todas las instituciones que ofrecen estos servicios, apenas 44 están acreditadas. Muchas de estas instituciones se han organizado en grupos, con lo cual su oferta y promoción se hace por medio de oficinas de representación en diferentes países, como HSM Group y Study Group.

Las oportunidades
El TLC es benéfico para el país en la medida en que establece reglas del juego para la prestación de los servicios de educación por parte de los colombianos en Estados Unidos y los de este país en Colombia. Para las universidades colombianas, la oportunidad está en llegarles con sus programas por internet a los latinos que viven en Estados Unidos. El precio de los programas colombianos es sin duda más favorable que el de los estadounidenses, pero lo que los haría más exitosos es que son en español y más acordes con la idiosincrasia latina. Esto ha hecho la UNAD, Universidad Nacional Abierta y a Distancia, con un programa dirigido exclusivamente a los inmigrantes. De hecho, esta universidad se hizo acreditar y actualmente ofrece su programa en español por internet con gran éxito.
Otra gran oportunidad para las universidades colombianas está en el Caribe. Los países de esta región le dan gran valor a la educación colombiana, lo cual podría aprovecharse para ofrecer programas por internet en estos países, hacer alianzas con universidades locales ya sea para asesorarlas o para ofrecer programas allá.
En el mercado local también hay un sinnúmero de oportunidades en el campo de la educación superior pues la cobertura actual es muy baja. Solamente, el 20% de la población en edad de estudiar una carrera profesional o técnica tiene acceso a este tipo de estudios. Esto sin tener en cuenta la enorme demanda de profesionales, técnicos y tecnólogos que desatará la firma del TLC.
Tanto las empresas locales, como las extranjeras que lleguen al país para aprovechar las ventajas del tratado serán fuertes demandantes de empleados calificados, algo en lo cual el país está muy atrasado.
De acuerdo con la Ministra de Educación, hay un serio problema en la calidad de los programas para técnicos y tecnólogos que se ofrecen en el país.
En este sentido, quienes están dispuestos a llenar este vacío tendrán una gran oportunidad.



"Hay un serio problema
en la calidad de los
programas para técnicos
y tecnólogos que se
ofrecen en el país".

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